Emigrar se está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que posee unos niveles de estrés tan intensos que llegan a superar la capacidad de adaptación de los seres humanos. Estas personas sufren el riesgo de padecer el síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple, o síndrome de Ulises (así llamado en honor del héroe griego que padeció innumerables adversidades y peligros lejos de Itaca).
Sabemos, sin embargo, que la capacidad de emigrar constituye uno de los rasgos distintivos de nuestra especie y se halla en la base de nuestro gran éxito evolutivo. Ante esa situación paradójica cabe preguntarse por qué emigrar hoy resulta terrible para tanta gente, hasta el punto de que les afecta en su salud mental.
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