La optimización del fluir y del bienestar subjetivo contribuye a la satisfacción laboral del empleado y de la empresa.
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Habitualmente se asocia el bienestar con la riqueza. De hecho, en la actualidad, la sociedad del bienestar se mide a partir del Producto Interior Bruto. Pero, aunque a primera vista pueda pensarse que los países más ricos poseen los mayores índices de felicidad y bienestar, estudios recientes revelan que no existe tal correlación entre felicidad y renta per cápita. Un nuevo índice aparece como alternativa: el Índice de Felicidad Nacional Bruta, creado no hace mucho por el Gobierno de Bután.
Dicha medida se basa en una serie de pilares para evaluar la «riqueza» de un país, a saber, el bienestar psicológico, la salud, la educación, la cultura, la calidad de vida, el uso del tiempo, la vitalidad de la economía y el buen gobierno. Gran parte de esas pautas se fundamentan en las sociedades occidentales en el tercio de la vida que los ciudadanos pasan en el trabajo. Sin embargo, el ambiente laboral refleja peores niveles de bienestar en comparación con otros dominios de nuestra vida.
Noviembre/Diciembre 2012
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