Las lesiones y trastornos de la médula espina afligen a millones de personas, en un espectro que cubre desde soldados veteranos inválidos hasta víctimas de enfermedades neurodegenerativas (así, el mal de Lou Gehrig). No existe todavía modo alguno de reparación de las lesiones medulares. Los genetistas del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro en Seattle, confían en que tal situación pueda cambiar. Para ello están preparando la primera enciclopedia genética de la médula espinal.
En el Atlas Allen de la médula espinal se van a cartografiar los genes que se encuentran activos a lo largo de la médula espinal del ratón, y a balizar sus ubicaciones. Ratones y humanos comparte un 90 por ciento de su material genético.
Los investigadores están ansiosos por utilizar el nuevo recurso, tras el éxito del Atlas Cerebral del Instituto Allen, publicado en 2006. Este mapa genético hizo posible desentrañar cuestiones clave, como el vínculo entre el glioblastoma, el tipo más mortífero de tumor cerebral, y un gen llamado BEX1. Gregory Foltz, del Centro Médico Sueco de Seattle, se percató de que BEX1 se hallaba inactivo en los cerebros de víctimas de este tumor y, valiéndose del Atlas Cerebral, confirmó que este gen se encuentra activo en los cerebros sanos.
Foltz comprendió que cuando BEX1 es inhibido, las células se desarrollan sin control y pueden formar tumores. Se confía en hallar tratamientos correctivos del deficiente funcionamiento de este gen. Los expertos pronostican que el Atlas Medular hará posibles descubrimientos genéticos similares, útiles para el tratamiento de lesiones y enfermedades de la médula espinal.
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