Un implante cerebral favorece en monos la toma de decisiones correctas.
Casi todo el mundo toma casi siempre decisiones acertadas. Pero cuando la adicción, la enfermedad o la lesión cerebral entran en escena, el pensamiento racional puede fracasar. ¿Es posible que cuanto necesita el cerebro en esas circunstancias consista en un ligero recordatorio de lo que se siente al decidir con sabiduría?
La prótesis neuronal MIMO, una matriz de electrodos que hacen contacto con ocho circuitos neuronales de la corteza prefrontal y que se implanta en el encéfalo, podría recuperar la capacidad de tomar decisiones. El dispositivo registra la actividad cerebral asociada a las decisiones correctas y estimula las neuronas relevantes para encarrilar de nuevo el cerebro. Aunque este implante solo consigue prestar atención a un pequeño subconjunto de las células nerviosas de la corteza prefrontal, sus autores, del Centro Médico Baptista Wake Forest, hallaron con sorpresa que, a pesar de dicha limitación, lograban recoger pautas asociadas a elecciones correctas, al menos en el contexto de una tarea sencilla.
Los investigadores probaron la prótesis en monos previamente entrenados para desplazar un cursor por la pantalla de un ordenador con el objetivo de recibir una golosina a cambio. El implante registró, en primer lugar, la actividad cerebral asociada a la elección de la imagen correcta en el monitor. A continuación administraron cocaína a los monos; su rendimiento cayó a plomo. Sin embargo, al activar el implante, que enviaba señales eléctricas a las neuronas previamente asociadas con las respuestas acertadas, los animales volvieron de inmediato a seleccionar las figuras adecuadas. Algunos de ellos incluso ejecutaron la tarea mejor que antes de tomar la droga.
Está claro que las decisiones que hemos de afrontar los humanos resultan más complejas que la identificación de figuras y que, por otro lado, la inserción quirúrgica de implantes en el cerebro de una persona sana, en previsión de futuras lesiones, no es verosímil a corto plazo. No obstante, los investigadores esperan que su trabajo pueda algún día conducir a implantes, o incluso a un estimulador no invasivo que ayude a quienes sufren lesiones cerebrales a realizar la evocación correcta con solo un leve recordatorio de la sabia decisión.
Lo más comentado
Los genes nos impiden desentrañar el origen de la vida y del universo
No, la física cuántica no dice eso
La vistosa nube naranja
Un milagro en el Sol