¿Sushi o carne a la brasa? Según los fisiólogos sensoriales, la elección del menú no depende solo de las experiencias y el entorno cultural. Las personas divergimos en los gustos culinarios porque percibimos los sabores de forma distinta.
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Las preferencias y aversiones gustativas surgen de una compleja combinación entre las experiencias durante la infancia, las costumbres sociales y los mecanismos biológicos.
La percepción de las cualidades gustativas depende de la dotación genética de cada persona.
Factores físicos y psíquicos influyen también en la percepción de los diversos aromas y los alimentos preferidos.
Celebración en casa. A un invitado le apetece el pastel de nata, al otro las patatas fritas. Unos se conforman con una ensalada fresca y otros se decantan por los canapés de foie gras. Es sabido que los gustos varían de una persona a otra, pero ¿por qué?
A menudo, las preferencias gastronómicas en la adultez vienen marcadas desde la tierna infancia. Según el equipo liderado por Julie Mennella, del Centro de Sentidos Químicos Monell de Filadelfia, el aroma de la leche materna influye en los gustos futuros: los niños cuya progenitora acostumbraba a beber zumo de zanahoria durante el embarazo mostraban una predilección mayor por las papillas de cereales con aroma de zanahoria en comparación con los pequeños que no habían probado antes este sabor.
Septiembre/Diciembre 2013
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