Los fondos marinos profundos constituyen un ecosistema complejo cuya suerte depende de la vida en las capas superficiales.
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN DEL ACUARIO DE LA BAHÍA DE MONTERREY
Casi el 64 por ciento de la superficie de nuestro planeta, alrededor de 208.640.000 kilómetros cuadrados, se sitúa debajo de los primeros 200 metros de mares y océanos. La ausencia de luz a esas profundidades impide la fotosíntesis, el sistema de obtención de energía que sustenta la mayoría de las redes tróficas. Nuestro mundo, con sus abundantes océanos, está dominado por hábitats desprovistos de alimento. Este hecho repercute en los fondos marinos, aunque de una manera distinta de la que se pensaba.
Hace dos siglos, se suponía que la ausencia de fotosíntesis, y por lo tanto de plantas, impedía la vida animal en el mar profundo. Los fondos más insondables se figuraban como un vasto desierto salpicado de pecios y esqueletos. Pero lo que en realidad alberga el fondo marino profundo, hoy conocido gracias a decenios de exploración y a los avances técnicos, es más complejo de lo que nadie había imaginado. A ello contribuyen los organismos que habitan no en el fondo, sino cerca de la superficie del mar.
Marzo 2011
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