¿En razón de qué sabemos que una persona sonriente no quiere nada malo? ¿Por experiencia? La neurología avanza otra explicación: hay un tipo de células que refleja los pensamientos de nuestro interlocutor.
La paciente yace despierta en el quirófano de un hospital de la ciudad canadiense de Toronto. Tiene la cabeza introducida en una especie de jaula metálica. Del interior del cráneo, por encima de la frente, salen dos microelectrodos. Se la está sometiendo a una intervención quirúrgica para tratarle graves depresiones. Se ha prestado, además, a la ejecución de un experimento neurocientífico emprendido por William Hutchison, psiquiatra de la Universidad de Toronto.
¿Le duele?, pregunta Hutchison mientras pincha con una aguja su dedo índice. Antes de que responda afirmativamente, los sensores miden la estimulación de una célula. Poco después, es el psiquiatra el que se pincha su propio dedo ante la mirada de la paciente. Los electrodos registran, de nuevo, la activación de la célula del dolor. Pero la mujer niega sentir nada.
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¿Cómo aprenden los bebés a reconocer las intenciones de otras personas y a actuar ellos mismos en orden a un fin?
Octubre/Diciembre 2004
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