Las primeras tentativas de captación de imágenes en color fueron complejas y poco prácticas, pero no estuvieron exentas de creatividad e ingenio.
Es frecuente suponer que la fotografía en color es logro moderno, una presunción debida, en buena parte, a que los ejemplos de imágenes fotográficas del siglo XIX que, por lo común, encontramos son sensiblemente monocromáticas. Y, sin embargo, la moderna fotografía en color debe su existencia a investigaciones realizadas en la centuria pasada. De hecho, los comienzos de la fotografía en color antedatan, incluso, a la presentación comercial del daguerrotipo, cuyo 150 aniversario celebrábamos el año pasado.
Los primeros ideadores de la fotografía dieron por supuesto que las imágenes fotográficas serían imágenes en color. Las imágenes que las lentes proyectaban eran imágenes en color. ¿Por qué habría de ser diferente la imagen resultante? Por ello, las primeras tentativas de fotografía en color se esforzaron en conseguir su reproducción directa; esto es, pretendían servirse de un único compuesto fotosensible para registrar la totalidad del espectro visible. Se conocían muchas sustancias que cambiaban de color por exposición a la luz; algunas tomaban incluso los verdaderos colores de ésta.
Febrero 1990
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