Los sueños podrían reflejar un aspecto fundamental del mecanismo de memorización de los mamíferos. ¿Reprocesamos, durante el sueño, información crucial adquirida en estado de vigilia?
A lo largo de la historia, el hombre se ha esforzado por descifrar el significado de los sueños. Los antiguos egipcios les atribuían un poder oracular; la Biblia nos cuenta, por ejemplo, que José vio en los sueños del Faraón el anuncio de siete años de hambre. Otras culturas los han interpretado como fuente de inspiración y de curación o como realidad alternativa.
A lo largo de los últimos cien años, los científicos han ofrecido explicaciones antagónicas de los sueños: las de carácter psicológico y las de tipo neurológico. En 1900, con la publicación de La interpretación de los sueños, Sigmund Freud proponía que los sueños constituían la "calzada real" para llegar al subconsciente y revelaban, de manera disfrazada, los más profundos elementos de la vida interior de las personas. Contra esa afirmación aparece la postura más reciente según la cual los sueños carecen de significado; serían el resultado de la actividad aleatoria de las neuronas. El sueño, también se ha dicho, constituiría el mecanismo mediante el cual el cerebro se desharía de la información inútil; vendría a ser un proceso de "aprendizaje a la inversa", de des-aprendizaje.
Enero 1991
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