Unas bombas de propulsante sólido inflan casi instantáneamente las almohadillas con nitrógeno gaseoso caliente, reduciendo el impacto en las colisiones automovilísticas y salvando vidas humanas.
Antes de que muchos países los hicieran obligatorios, la idea de dotar a los automóviles de un cojín de inflado rápido para frenar el impacto de las colisiones arrastraba una larga historia. Lo que constituyó la primera patente de un "dispositivo inflable para el aterrizaje accidentado de aeronaves" se solicitó durante la II Guerra Mundial.
Agosto 1996
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