Los cargueros transoceánicos de nueva concepción doblarán la velocidad de los actuales.
Los buques fueron la forma de transporte más rápida y con mayor capacidad de carga del mundo durante muchos siglos, haciendo posible el intercambio de ideas y de mercancías entre lugares muy distantes. Gracias a las naves griegas, fenicias y vikingas, entre otras, y a los clíperes el comercio creció y se afianzó. El historiador clásico griego Tucídides dijo que quien dominara el mar sería el dueño del mundo. Y esta sentencia sigue siendo válida aún en nuestros días, pese a la aparición de medios de transporte más rápidos en época relativamente reciente, como son ferrocarriles, camiones y aviones.
El comercio internacional ha evolucionado durante este siglo, haciéndose cada vez más dependiente de la diversidad y de la articulación de los medios de transporte existentes. Muchos armadores consideran dicha articulación como un requisito para el aumento de la productividad. Opinan que las necesidades crecientes del comercio internacional obligarán a conseguir un transporte más eficaz y mejor sincronizado que cubra todo el planeta y que, a modo de depósito ambulante, pueda suministrar cualquier producto algunas horas después de haber sido solicitado, en vez de tener que esperar días o semanas para conseguirlo.
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