Su velocidad de respuesta resulta prometedora para los ordenadores avanzados y los sistemas de comunicaciones. Esta propiedad se estudia representando la energía y el momento de un electrón a través de un cristal semiconductor.
La velocidad de los dispositivos de semiconductores ha tenido siempre una importancia decisiva. Los dispositivos más rápidos de los ordenadores de los años ochenta podían conectar o desconectar una corriente en una milmillonésima de segundo. Pero se necesitaban más veloces todavía. Esenciales para la fabricación de ordenadores más potentes, tales elementos habían de permitir también construir nuevos tipos de radares y satélites de comunicaciones capaces de operar en la región de las microondas y a frecuencias incluso mayores.
Para cubrir todas esas exigencias, se desarrollaron nuevas tecnologías de semiconductores en los laboratorios de todo el mundo. Una forma de aumentar la velocidad de respuesta de los dispositivos de semiconductores consiste en reducir su tamaño; con ello disminuye la distancia que deben recorrer los electrones que transportan una señal. Otra forma de obtener mayor rapidez estriba en aumentar la velocidad de los electrones que se mueven por su interior. Las tecnologías que se basan en este método no solían utilizar como elemento semiconductor el tradicional silicio, sino un semiconductor compuesto, el arseniuro de galio.
Octubre 1987
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