A lo largo del siglo XIX, conforme se fue sabiendo más acerca de ellos, los objetos astronómicos conocidos como nebulosas se dividieron en tres tipos bien diferenciados: las planetarias, las espirales y las nebulosas propiamente dichas. Aquí vemos dibujos de: uno de los primeros objetos que William Herschel describió como nebulosa planetaria, M51 según el Conde de Rosse y la nebulosa de Orión según John Herschel.
A través del siglo XX cada uno de estos tipos se fue entendiendo mejor y hoy sabemos que las nebulosas planetarias son el cascarón de gas que queda cuando muere una estrella como el Sol. Las nebulosas espirales, por su parte, pasaron a ser conocidas como universos isla y finalmente como galaxias. Las nebulosas como Orión son regiones de formación estelar.
Aunque se han separado por sus preguntas y métodos de estudio, estos tres tipos de objeto siguen compartiendo una característica: ya sea porque están muy lejos o porque emiten poca luz, son muy tenues. Es por esto que su estudio se ha beneficiado mucho del Telescopio Espacial Hubble que, flotando arriba de la atmósfera terrestre, los puede ver mucho mejor que nosotros. Éstas son imágenes de los mismos tres objetos de arriba vistos con el Hubble.
La nebulosa de Orión es la región de formación estelar más cercana a la Tierra y por lo tanto la que más se ha estudiado. Las imágenes de ella tomadas con el Hubble nos permiten hacer un recorrido prácticamente como si estuviéramos ahí. Esta imagen de la región completa de Orión es en realidad una composición de 520 imágenes tomadas con el Hubble. Destaca el Trapecio (zona muy brillante, un poco arriba y a la izquierda del centro de la imagen) con sus cuatro estrellas muy brillantes.
En este acercamiento podemos ver los ingredientes que conforman a la nebulosa: gas caliente, polvo frío y estrellas jóvenes.
Las estrellas del Trapecio tienen vientos muy potentes que han generado huecos como estos en las nubes que las rodean.
Estos mismos vientos causan perturbaciones que resultan en la formación de nuevas estrellas, alrededor de las cuales se pueden ver discos de gas y polvo.
El Hubble puede ver detalles tan finos, que ha alcanzado a ver los planetas que se forman a partir del material de esos discos.
También nos ha mostrado los chorros supersónicos de gas que salen en dirección perpendicular a los discos.
Para saber más acerca del telescopio y sus aportaciones, vean el artículo Veinticinco años del Hubble.
Una mirada al pasado para pensar la ciencia de otro modo.
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