¿Desea ver un fantasma? Las imágenes persistentes ofrecen las circunstancias propicias para experimentar percepciones extrasensoriales.
MONICA LUBIG
Imagínese el lector que un fotógrafo se le aproxima hasta encontrarse literalmente pegado a su lado; con el flash puesto, acciona la cámara de fotografiar. Preso por la sorpresa, no puede evitar dirigir la mirada directamente al destello lumínico, reacción que le ciega por unos momentos. ¿Qué experimentará a continuación? Durante un tiempo el lector verá una mancha blanca y rectangular ante sus ojos, como el chispazo de luz que ha producido el dispositivo fotográfico. Si luego mira una pared blanca, la marca visual del flash se tornará en una suerte de sombra negra de mayor tamaño que la luz causante de la ilusión visual.
Dicha imagen persistente perdura durante unos instantes, siempre a expensas de la mirada. Ello produce dos efectos, uno negativo, otro positivo. La variante positiva es que seguimos percibiendo el flash como mancha blanca. La versión negativa genera lo contrario: cualquier parte del campo visual que fue alumbrada por la luz del flash se oscurece cuando el fondo visualizado es claro.
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