Es posible que ciertos microorganismos medraran en llanos de marea hace 3500 millones de años. El ambiente puede reconstruirse a partir de sedimentos australianos, pero las señales de que hubiera vida parecen, por ahora, borrosas.
La historia de la Tierra está escrita en sus rocas; la de sus habitantes, en el registro fósil. La geología y la paleontología se complementan mutuamente. A través del examen detallado de las rocas sedimentarias podemos recosntruir ambientes pasados, determinar si en ellos hubo o no vida y, en caso afirmativo, averiguar qué clase de vida era.
A lo largo de los últimos años he venido examinando con varios colegas rocas sedimentarias de 3500 millones de años de antigüedad, que se hallan expuestas a cielo abierto en un lugar muy cálido de Australia occidental denominado North Pole. Y hemos descubierto lo que bien pudieran constituir señales de vida primitiva: objetos que parecen microfósiles, que son restos de antiguos microorganismos, y probables estromatolitos, que son estructuras dispuestas en capas, formadas como resultado de la acreción de finos granos de sedimento por parte de colonias de microorganismos de disposición continua, a modo de alformbra. Los restos se encuentran en sedimentos conservados en buenas condiciones. De nuestro estudio de los mismos se deduce que el primitivo ambiente precámbrico de North Pole hacía verosímil el desarrollo de organismos primitivos. Tomadas en su conjunto, las pruebas geológicas y paleontológicas ponen de manifiesto que North Pole sí fue realmente hábitat de algunos primeros seres que vivieron en la Tierra.
Diciembre 1981
Revista digital en PDF
Revista en papel
Suscripción
Lo más comentado
Diccionario de física cuántica: entrelazamiento
Sinopsis del siglo XXI
¿Nos controla el inconsciente?
Artículos top 12 publicados en el año 2022