Tal vez estén contados los días de desarrollo vertiginoso, pero ello puede obligar a los fabricantes a ofrecer una diversidad mayor.
La capacidad de almacenar y procesar información de mil maneras ha sido esencial para el progreso de la humanidad. Desde las remotas incisiones en arcilla de las tablillas sumerias hasta la imprenta de Gutenberg, el sistema decimal de Dewey y los semiconductores, el almacenamiento de la información ha constituido el catalizador de sistemas legales, políticos y sociales de complejidad creciente. También la ciencia moderna está estrechamente vinculada al procesamiento de la información, con el cual mantiene cierta simbiosis. Los avances científicos han permitido almacenar, extraer y procesar cada vez más información, gracias a cuyo bagaje se han producido nuevos progresos.
La fuerza motriz de este empeño decisivo, la que abrió una nueva era en los últimos decenios, fue la electrónica de semiconductores. Los circuitos integrados originaron no sólo ordenadores personales que han transformado el mundo empresarial, sino también sistemas de control para el mejor funcionamiento de las máquinas y sistemas de ayuda médica que salvan vidas humanas. De paso, han hecho brotar industrias que cifran sus ingresos en billones de pesetas y dan trabajo a millones de personas. Estas y otras muchas ventajas derivan, en buena parte, de la capacidad de integrar cada vez más transistores en una pastilla ("chip"), a unos costes en continuo descenso.
Marzo 1996
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