Estas fibras, de grueso capilar, constan de dos capas concéntricas de vidrio de sílice de gran pureza, el alma y la vaina, rodeadas de un revestimiento protector. Los impulsos luminosos de un láser o un fotodiodo se propagan por el alma.
Barry Ross
En una red comercial de telecomunicaciones pueden transmitirse unos 10.000 millones de bits por segundo a través de un enlace por fibra óptica, el equivalente a decenas de miles de conversaciones telefónicas. De grueso capilar, estas fibras constan de dos capas concéntricas de vidrio de sílice de gran pureza, el alma y la vaina, ambas rodeadas de un revestimiento protector. Los impulsos luminosos, emitidos por un láser o un fotodiodo, se propagan por el alma, sin penetrar en la vaina.
Los rayos permanecen confinados en el alma porque la vaina posee un índice de refracción menor, que cifra su capacidad para desviar la luz. Los perfeccionamientos en las fibras ópticas, combinados con el desarrollo de nuevos láseres y diodos, permitirán a los circuitos comerciales admitir billones de datos por segundo.
Octubre 1997
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