Las empresas de cosméticos producen geles para el cabello, transparentes y pegajosos, y geles cremosos, suaves al tacto; los cocineros preparan confituras o jaleas; las empresas agroalimentarias venden leches gelificadas, yogures por ejemplo; los pintores recubren las paredes con pinturas-gel que se extienden fácilmente y que no gotean; en farmacia, ciertos geles sirven de soporte a las moléculas activas, retardando la difusión de los principios activos en el organismo.
Los geles parecen estar ya por todas partes, y aún no hemos acabado de imaginar nuevas aplicaciones. Los especialistas en química física investigan ciertos geles "activos", que se deforman por la acción de campos eléctricos y que, un día, podrían reemplazar los sistemas biológicos gastados, por ejemplo para componer músculos artificiales
Lo más comentado
Diccionario de física cuántica: entrelazamiento
Sinopsis del siglo XXI
¿Sería posible la vida sin el cromosoma Y?
¿Nos controla el inconsciente?