«No se nos escapa que el emparejamiento específico que hemos postulado sugiere de inmediato un posible mecanismo de copia del material genético», así reza uno de los pronunciamientos más famosos de la historia de la ciencia. James D. Watson y Francis H. C. Crick lo estamparon en su artículo del 2 de abril de 1953 en Nature, donde proponían el modelo de doble hélice para la estructura del ADN, hito que transformó el campo de la biología molecular y la genética. Para conmemorar el L aniversario de la doble hélice, el redactor jefe de Scientific American, John Rennie, ha entrevistado a Watson en su despacho del Laboratorio de Cold Spring Harbor, que ha dirigido durante 25 años. Watson reflexiona sobre el descubrimiento de la doble hélice, el estado actual de las ciencias genéticas y las controversias que la envuelven. (Crick, por problemas de salud, no pudo participar.) La conversación se desarrolló en los términos siguientes.
SCIENTIFIC AMERICAN: El ADN ha trascendido el ámbito restringido de la ciencia para convertirse en un gran fenómeno cultural, una metáfora de nuestras naturalezas. Forma parte de nuestras conversaciones cotidianas, del arte. Cuando usted trabajaba sobre la doble hélice, ¿preveía que el ADN llegaría a ser tan conocido?
JAMES WATSON: No, no podíamos preverlo. Es que nunca se había secuenciado o amplificado el ADN.
El famoso inmunólogo australiano [Sir Frank Macfarlane] Burnet publicó aquel artículo en una revista de medicina que salió en 1961 o en el 62 —resultó estar totalmente equivocado— en el que decía que el ADN y la biología molecular no tendrían influencia en la medicina. Porque eso solo es posible si se puede leer el ADN. De ahí la importancia enorme del Proyecto Genoma Humano.
Marzo 2003
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