Experimentos reales tratan de verificar el experimento teórico de Einstein, Podolsky y Rosen sobre el principio de indeterminación de la mecánica cuántica.
Característica singular de la mecánica cuántica es que esta teoría no se limita a la descripción de los sistemas físicos, como el movimiento de una partícula elemental, sino que especifica también aquello que el observador puede conocer sobre este movimiento. Una reciente serie de experimentos nos lleva a un resultado todavía más sorprendente surgido de esta teoría: la posibilidad de que el estado de la partícula pueda verse influido por el conocimiento o desconocimiento que de él tenga el observador. Los resultados experimentales parecen poner en duda la creencia filosófica de que el mundo existe y tiene propiedades fijas independientemente de cualquier observador. A fin de reconciliar los resultados experimentales con el sentido común, puede ser necesario postular simplemente que un sistema mecánico cuántico no tiene un estado definido hasta que dicho estado ha sido determinado de forma experimental.
Los experimentos en cuestión son variantes del propuesto en 1935 por Albert Einstein, Boris Podolsky y Nathan Rosen, reformulado en 1952 por David Bohm. Se reúnen dos protones en una configuración llamada singlete, y se les permite luego separarse. Una característica distintiva del estado singlete es la orientación que debe tener el momento angular de spin intrínseco de cada protón; los spines tienen que apuntar hacia direcciones opuestas. Si el spin de uno de los protones está orientado "hacia arriba", necesariamente el otro debe dirigirse "hacia abajo". Hay que destacar, sin embargo, que la descripción mecánico cuántica del estado singlete no dice nada acerca del spin real de cada una de las partículas.
Octubre 1978
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