El ácido peptidonucleico, un híbrido sintético de proteína y ADN, podría constituir la base de un nuevo tipo de fármacos y de formas de vida artificial.
JEAN-FRANCOIS PODEVIN
La extraordinaria diversidad de seres que habitan el planeta, desde las diminutas bacterias hasta las majestuosas ballenas azules, desde las plantas que captan la luz solar hasta los endolitos que digieren minerales a grandes profundidades, se funda en una única "forma de vida". Todos esos organismos se basan en los ácidos nucleicos (ADN y ARN) y en las proteínas, que colaboran según los dictados del dogma central de la biología molecular: el ADN almacena la información que se transcribe en ARN, que sirve luego de molde para la síntesis de proteínas. A su vez, las proteínas desarrollan funciones estructurales en los tejidos y, mediante su actividad enzimática, constituyen la mano de obra de la célula.
Sin embargo, los científicos sueñan con crear algún tipo de vida ajeno a éste. El objetivo es doble: comprender mejor los componentes mínimos necesarios para la vida (lo que arrojaría luz sobre aspectos esenciales de la vida y sobre el origen de la vida en la Tierra) y descubrir si son capaces de hacerlo. En otras palabras, se han propuesto combinar un nuevo conjunto de moléculas con capacidad de autoorganización, metabolización (hacer uso de una fuente de energía), crecimiento, reproducción y evolución.
Marzo 2009
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