Cuando las lides de la investigación con células madre queden consignadas para la historia, Shinya Yamanaka probablemente figure como apaciguador. La obtención de células madre embrionarias requiere la destrucción de embriones; pues bien, este científico japonés ha contribuido con una sorprendente pirueta a esquivar el debate moral. El año pasado el equipo dirigido por Yamanaka (también hubo otro que hizo lo mismo) demostró que las células normales de la piel humana podían reprogramarse genéticamente para que se comportaran de manera equivalente a las células madre. Las "células madre pluripotentes inducidas" (células iPS, de sus siglas en inglés) así creadas parecen ser esencialmente idénticas a las embrionarias y poseen la capacidad de llegar a convertirse en cualquier tipo de célula.
Yamanaka cuenta en su pequeño despacho, en un avejentada ala del Instituto de Ciencia Médica de Frontera de la Universidad de Tokio, que hay, unos diez metros más abajo, una habitación donde nunca ha entrado. "No me permiten entrar porque no tengo permiso del gobierno. Allí se guardan las únicas células madre derivadas de embriones humanos que hay en este país".
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