Quien intente reproducir experimentos decisivos en su contexto histórico —se trate de hilar seda o de ejercitar los músculos con una bomba manual— se encontrará con varias sorpresas.
La presencia constante de la ciencia y la técnica en todos los ámbitos de la vida es fenómeno harto reciente. Hasta el siglo XVII no empezaron los investigadores a desarrollar el método científico. De acuerdo con éste, sólo se considera probado aquello que pueda observarse experimentalmente y, en principio al menos, reproducirse.
Galileo Galilei (1564-1642) fue su precursor. En 1590 descubrió que todos los cuerpos que estén sobre la superficie terrestre se hallan sometidos a una misma fuerza dirigida hacia abajo, en cuya virtud la velocidad de un cuerpo que cae —y no su recorrido— es proporcional al tiempo de caída. Pero entre los historiadores de la ciencia aún se discutía, a principios de los sesenta del siglo XX, si Galileo había descubierto experimentalmente la ley de caída de los cuerpos a partir de esferas que rodaban en un plano inclinado. No pocos creyeron que sólo había efectuado experimentos mentales. No fueron los primeros escépticos. Hacia 1636 Marin Mersenne (1588-1648), físico francés y cofundador de la Academia de Ciencias de París, criticaba: "Me pregunto si el señor Galileo ha realizado los experimentos sobre la caída a lo largo de planos inclinados, ya que no lo afirma en ninguna parte y las proporcionalidades que él da contradicen a menudo el experimento." Quizá Mersenne no logró reproducir los experimentos adecuados con resultados coincidentes.
Lo más comentado
Los genes nos impiden desentrañar el origen de la vida y del universo
No, la física cuántica no dice eso
La vistosa nube naranja
El experimento KATRIN consigue acotar la masa del neutrino