El análisis de la dentadura de caballos procedentes de Ucrania revela que el origen de la cabalgadura aconteció hace 6000 años, mucho antes de lo que se había supuesto.
El día en que el hombre montó a lomos de caballo y observó el mundo desde esa atalaya, cambió el curso de la historia. Apenas si exageraba aquel hipófilo francés cuando afirmaba que el hombre, amenazado por elementos que conspiran para destruirle y acosado por bestias más fuertes y rápidas que él, hubiese sido un esclavo si el caballo no le hubiese convertido en rey.
Se ha venido aceptando que la cabalgadura comenzó en Asia central cinco siglos antes de que apareciera, mil años antes de Cristo, la caballería militar en Oriente medio. Se trata de una opinión errónea. Las pruebas recientes, que se apoyan en el desgaste dental causado por el bocado en un caballo prehistórico, indican que los orígenes del cabalgar se remontan mucho más atrás. La relación trascendental entre caballo y jinete originó en la edad del Cobre la cultura Sredni Stog, que floreció en la Ucrania de hace 6000 años. El montar a caballo precede, pues, al transporte rodado, convirtiéndose en la primera innovación sustantiva del movimiento de bienes y personas por tierra. Más aún, la fecha y el lugar de aparición de los primeros jinetes respaldan, con nuevos datos, la vieja hipótesis según la cual hombres a caballo de las estepas eurásicas difundieron la familia indoeuropea de las lenguas, la que goza hoy de mayor extensión en todo el mundo.
Febrero 1992
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