A lo largo de la evolución los organismos han ido adquiriendo la capacidad necesaria para modular su actividad metabólica y asegurarse un desarrollo controlado. Esa capacidad toma cuerpo en determinados mecanismos internos, regulados por hormonas.
La endocrinología animal tiene una larga historia. En los animales, las hormonas cumplen funciones de mensajeros químicos. Se sintetizan en glándulas específicas y viajan desde allí hasta el punto de intervención. Además, la respuesta inducida ante la señal está regulada por la concentración de hormona.
Mucho más reciente es el conocimiento de las hormonas vegetales. En 1928, Friedrich Went, botánico holandés, mientras estudiaba el efecto ejercido por la luz sobre el crecimiento de plántulas de avena, observó que la auxina se comportaba como una hormona genuina: influía en el crecimiento, el efecto ejercido dependía de su concentración y operaba en un lugar diferente del centro de síntesis.
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