Durante el verano de 1988, los incendios asolaron buena parte del parque nacional de Yellowstone. ¿Por qué ardieron tantas hectáreas en un año? La historia ecológica de la región nos ofrece argumentos para la respuesta.
El de 1988 fue un verano pleno de acontecimientos en el parque nacional de Yelloswstone. Los incendios, que comenzaron en junio y julio, se fueron adueñando del paisaje en agosto. El 20 de agosto, día que más tarde se recordaría como el sábado negro, ardieron, en un período de 24 horas, más hectáreas. de las que se habían quemado durante cualquier década desde 1872. Se perdió el control de la situación; incluso con las mejores técnicas disponibles —y el extraordinario valor y coraje del servicio de bomberos— los incendios siguieron extendiéndose. Sólo con la llegada de las nieves, a mediados de septiembre, los fuegos empezaron a perder su fuerza, aunque no se extinguieron del todo hasta principios de invierno, en el mes de noviembre.
Los funcionarios del parque de Yellowstone están reevaluando la gestión del fuego en los ecosistemas naturales, después de ser objeto de duras críticas por no haberlo extinguido cuando aparecieron los primeros focos (a pesar de que la política vigente era de dejarlos, bajo determinadas condiciones). No resulta sorprendente que los insólitos acontecimientos de 1988 plantearan muchos interrogantes acerca de la historia natural de los incendios forestales y su papel como fuerza de cambio ecológico.
Enero 1990
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