Hace unos 600 millones de años, la evolución animal estalló en creatividad. ¿Ha cambiado acaso el mecanismo de la evolución y no se admiten ya transformaciones fundamentales en los planes corporales de los organismos?
Los biólogos admiten que la vastísima diversidad de animales, plantas y otras formas de vida evolucionaron a partir de organismos elementales que aparecieron hace más de tres mil millones de años. Los fósiles más antiguos corresponden a algas simples y otros organismos unicelulares. Dotados de mayor complejidad, los pluricelulares, animales y plantas, surgieron cientos de millones de años después. No parece que el proceso de complejidad creciente haya sido uniforme. La mayoría de los grandes saltos evolutivos ocurrieron de manera súbita y al poco de la manifestación de los primeros organismos pluricelulares, hace unos 600 millones de años, durante el período Cámbrico. Los planes corporales que surgieron, por evolución, en el Cámbrico sirvieron, en su conjunto, de modelos para los planes que podemos observar ahora; y desde entonces no se han prodigado otros nuevos. A imagen de lo acontecido con los automóviles, que todos responden al mismo patrón original de vehículos con cuatro ruedas, los cambios evolutivos que se han producido desde el Cámbrico son variaciones sobre los temas básicos iniciales.
Se entraña en esa curiosa discontinuidad la más profunda paradoja en que se debate la biología evolutiva. ¿Por qué no han seguido aflorando del caldero evolutivo nuevos planes corporales animales en los últimos cientos de millones de años? ¿Por qué son tan estables los planes antiguos?
Enero 1993
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