La vaina de mielina que envuelve las prolongaciones de las neuronas presenta a intervalos regulares un estrangulamiento, el nódulo de Ranvier, cuya estructura celular y organización molecular empezamos a conocer.
DELPHINE BAILLY
Los nódulos de Ranvier interrumpen la vaina de la mielina a intervalos regulares. El potencial de acción va saltando de un nódulo a otro, de manera que la transmisión de los impulsos nerviosos resulta más rápida.
La mielina desempeña, entre otras funciones, una labor de sostén y protección de los axones. En las enfermedades desmielinizantes, los nódulos de Ranvier son los primeros afectados.
En los contactos entre las células de la glia mielinizantes y los axones se hallan diversas proteínas, las cuales actúan a modo de andamiajes moleculares.
La extraordinaria capacidad de tratamiento de información del tejido nervioso descansa, ante todo, en las propiedades de las principales células que lo integran, las neuronas. Compete a éstas producir y conducir potenciales de acción, es decir, señales eléctricas. Las neuronas disponen de numerosas prolongaciones: dendritas, que reciben la información procedente de otras neuronas a través de las sinapsis, y un axón, que transmite a otras células esta información. Los axones pueden alcanzar gran longitud.
El potencial de acción se genera, por lo general, en el soma celular de una neurona. Se propaga a lo largo del axón, que es casi siempre único, pero del que pueden nacer ramificaciones. A veces, las terminaciones de un axón se encuentran muy próximas al soma celular del cual depende; otras neuronas, sin embargo, presentan axones muy largos, que las vinculan con dianas muy distantes del soma.
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