A pesar de su sistema poco desarrollado, estos insectos son capaces de reconocer las flores mediante distintas modalidades sensoriales.
Los abejorros presentan una percepción muy desarrollada, pese a poseer un sistema nervioso poco complejo. [GETTY IMAGES / BIGMIKEPHOTO / ISTOCK]
Con el tiempo, los humanos aprenden a coordinar las percepciones sensoriales procedentes de distintos canales. De ese modo, sabemos, por ejemplo, qué aspecto tiene algo que hemos oído o cómo huele lo que acabamos de tocar. En el reino animal, esta percepción intermodal se ha constatado en pocas especies. De hecho, solo parecían poseerla algunos animales con un sistema nervioso muy desarrollado, como los primates y los delfines. Cwyn Solvi y su equipo de la Universidad Queen Mary de Londres se sorprendieron por ello aún más cuando descubrieron esta capacidad en los abejorros.
Los científicos enseñaron a dichos insectos a diferenciar, primero con la ayuda de recompensas, dos objetos con formas diferentes: pequeños dados y esferas. Una parte de los abejorros aprendió a reconocer las formas en la oscuridad sintiéndolas y palpándolas con la trompa; los otros lo hicieron bajo la luz, de manera que podían observar los objetos desde la distancia. Al final, los ejemplares de ambos grupos sabían reconocer las formas mediante la modalidad sensorial que no habían practicado y aprendido. Así, por ejemplo, los que se guiaban por la vista palparon con su trompa de manera correcta la forma que habían aprendido en la oscuridad.
Esta facultad sorprende a muchos investigadores, pues el sistema nervioso central del abejorro consiste en unos pocos millones de neuronas. Ya que los insectos salen a buscar alimento tanto durante el día como en el crepúsculo, les resulta útil poder reconocer las flores mediante distintas modalidades sensoriales.
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