El psicoterapeuta Eric Hüttmann explica el escaso conocimiento que existe sobre la parálisis del sueño y el modo de tratarla
Eric Hüttmann trabaja como psicoterapeuta y es psicólogo jefe en el Centro Interdisciplinario de Medicina del Sueño y Asistencia Respiratoria Domiciliaria del Hospital de Hofheim, en Alemania. [CORTESÍA DE ERIC HÜTTMANN]
Yo mismo sufro parálisis del sueño una y otra noche. ¿Debería preocuparme?
No. La parálisis del sueño no compromete la salud física de manera directa. Sin embargo, trataría de averiguar con qué frecuencia le ocurre y el grado de su sufrimiento. Sobre todo, si se acompaña de alucinaciones aterradoras, puede resultarle estresante a nivel psicológico. En ese caso, puede sopesarse la utilización de una psicoterapia. Si las parálisis del sueño son regulares, habría que comprobar, además, si existe otra enfermedad que la desencadene. Por ejemplo, las personas con narcolepsia presentan con mayor frecuencia parálisis del sueño. También les sucede a quienes suelen despertarse por la noche. Ello puede ocurrir a causa de pausas respiratorias nocturnas o por problemas psicológicos para conciliar o mantener el sueño.
¿Qué les sucede a los afectados que presentan con regularidad ese tipo de alucinaciones?
Algunos desarrollan un gran miedo a irse a la cama y, en consecuencia, duermen mal. Otros se muestran tan preocupados por esas experiencias también durante el día, que su vida cotidiana se resiente. Si el nivel de sufrimiento es alto, un médico o un terapeuta puede diagnosticar parálisis del sueño.
¿Qué ayuda en ese caso?
El objetivo principal de la psicoterapia radica en quitar el miedo a los pacientes. Les explico que la parálisis del sueño no es peligrosa en sí misma y que las percepciones son producto del sueño MOR [«movimiento ocular rápido»]. No obstante, las alucinaciones suelen parecer reales, motivo por el que los afectados se sienten a su merced. Además, esas experiencias resultan vergonzantes. ¿A quién le gusta hablar de hombres sombra o de fantasmas sentados sobre su pecho? Es importante tomarse el problema en serio. Solo de ese modo puede construirse una relación de confianza en el marco psicoterapéutico. Por otro lado, debe prestarse atención a una buena higiene del sueño, es decir, una duración del descanso nocturno suficiente, un horario regular para acostarse, así como una reducción en el consumo de los medios de comunicación por la noche. También puede resultar de ayuda evitar dormir boca arriba. Si se sufren otro tipo de trastornos, como depresión o ansiedad, deberían tratarse.
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