¿Meditación y análisis conductual? Un concepto terapéutico fuera de lo común ayuda a los pacientes con trastorno límite de la personalidad a recuperar el control de su vida. Se basa en establecer un equilibrio entre la aceptación y el cambio.
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"Algunas veces me siento como muerta por dentro, como calcinada. En esos momentos ya no sé qué pensar o qué sentir. Y tampoco puedo llorar. Cuando sangro, al menos puedo volver a sentirme." Maren se sube un poco las mangas y observa las cicatrices de sus antebrazos. La joven, desde hace casi tres meses, se halla en tratamiento en la Estación Borderline del Instituto Central de Salud Mental de Mannheim. Empezó a producirse heridas cuando tenía doce años. Pero, con el paso del tiempo, los cortes que se infringía Maren, que ahora tiene 26 años, se fueron haciendo más frecuentes y más profundos. "Me he cortado músculos y nervios e incluso me he llegado a extirpar trozos enteros de músculos.! Con sus obscuras ojeras mira al suelo mientras su cara muestra una sonrisa apenada. Musita: "Mira que he podido hacer estupideces."
Entre el uno y el dos por ciento sufre trastorno límite de la personalidad (borderline). Una enfermedad que, sin tratamiento, puede durar toda la vida. Se presenta con muchos rostros: autolesiones, oscilaciones extremas del estado anímico, dificultades en el trato interpersonal, ataques de ira, fuerte inseguridad y escasa valoración de sí mismos son algunos de los síntomas habituales que se manifiestan en los afectados.
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