Si la capa de hielo de la Antártida Occidental se fundiese bruscamente, se producirían extensas inundaciones. Por fin va habiendo coincidencia en torno a la probabilidad de una pronta desaparición de la capa de hielo.
Hace doce mil años, cuando la Tierra salía del último período glacial, los témpanos invadieron el Atlántico Norte. Arrancados de las enormes capas de hielo que cubrían la mitad de Norteamérica y Europa en aquella época, desplazaron agua suficiente para elevar el nivel global del mar más de un metro por año durante decenios.
Mientras el norte helado se fundía, el hielo que aprisionaba el continente meridional del planeta permanecía en muy buena medida intacto. Ahora representa el 90 por ciento del agua sólida del planeta. Pero los estudios científicos, que se cuentan por docenas, llevados a cabo durante los últimos 30 años vienen avisando de que con el hielo que cubre la Antártida Occidental podría suceder lo mismo que con los hielos del norte. (La Antártida occidental cae, en su mayor parte, en el hemisferio occidental.) Esa capa retiene más de tres millones de kilómetros cúbicos de agua dulce. Si se fundiera, elevaría el nivel mundial del mar cinco metros, se inundarían incontables llanos costeros y obligaría a sus dos mil millones de habitantes a buscar refugio tierra adentro.
Febrero 2003
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