Los virus cuyo genoma está constituido por ARN forman el grupo principal de los patógenos subcelulares. Con una singular capacidad para generar variabilidad genética, se adaptan a nuevos hospedadores y resisten a los fármacos.
Cuando se habla de evolución, pensamos de inmediato en las plantas o en los animales. Raramente en los microorganismos. Muchísimo menos en los virus. Pero éstos ofrecen una variabilidad genética amplísima que invita, como ningún otro ser, a la selección. En razón de su constitución genética distinguimos entre virus de ADN y virus de ARN. Los virus cuyo genoma es una molécula de ARN o que poseen este ácido nucleico como intermediario en su ciclo de vida (retrovirus) se caracterizan por su variabilidad genética y la enorme fluctuación del tamaño de sus poblaciones.
El tamaño de las poblaciones víricas sufre cambios bruscos con la transmisión entre hospedadores o incluso entre distintos tejidos de un mismo individuo infectado. La nueva infección puede iniciarse con muy pocas partículas víricas que se replicarán miles de millones de veces hasta alcanzar la carga vírica propia de la infección.
Octubre 2002
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